martes, 16 de junio de 2009

Sucede a veces



Sucede a veces
A Rigoberto Ávila

Sucede a veces,

que uno se enamora de los árboles,

por la sombra que producen,
la fuerza de sus ramas
o la dulzura de sus

frutos.

Sucede también,

a veces,
que el árbol que uno ama
se convierte en hombre,
y uno

ama sus ideas,
sus labios,
su corazón,
sus brazos
o

el sexo,
(porque los árboles tienen sexo).

Y sucede después, a veces,
que el árbol

que uno ama
está tan cerca que asombra,
asusta.
Deja de ser un árbol
y parece un sol
que deslumbra los

ojos enamorados.

Y sucede entonces, a veces,
que uno no sabe
si cerrar los ojos y esconderse,

o contemplar al árbol-hombre-sol
hasta quedarse ciego.


Irma Pineda (Nación Zapoteca, México,

1971)




2 comentarios:

Anónimo dijo...

quiero un arbol-hombre-sol

karenia dijo...

me enamore de tu arbol hombre sol aun sin conocerlo.