Hacer siempre lo incorrecto
es una forma de acertar
Christina Rosenvinge y
Nacho Vegas
Un día me alquilé dosmil almohadas
de suturas, errores e ideas.
me convertí en mentiras y prosa
/ leyes táctiles e inamovibles/
Y escribir siempre es la pregunta
-muchas veces mi respuesta-
preguntas que no dejan suelo libre
/tal raíces del árbol prohibido clavadas en la infantil memoria/
Porque se me acaban las alas
y la autonomía de mi cuerpo,
se me llena de frío
se calientan los ojos.
Nada más:
esperando alguna señal suicida
/que esta palabra muera en sus bocas/
Y que todo sea como lo he planeado.
A veces sólo porque sí, porque debe ser.
Porque enferma ser uno solo con la voz
y voz sola con uno.
¿Por qué no?
aunque lo dicho, dicho está
y los hilos negros permanezcan a la espera de un ciego salvador.
Uno le busca infinidad a lo finito,
inmortalidad al cangrejo
Uno busca lo añejo del bostezo humano.
Un amor adolescente.
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