miércoles, 22 de abril de 2009


 

 

Poseía un alto índice de criminalidad, por lo que nadie quería mirarle a la cara, después de todo no era necesario, para que verle los ojos a alguien cuando puedes leerle justo de su muñeca derecha. Estaba algo aturdido, ese día al despertar sintió que encima se le venían una multitud de hazañas,  de voces, de tactos, de ardores, clamores, y otras tantas que por cuenta de un año atrás le venían desenvainando poco a poco espadas a la espalda, al brazo, y hasta a las piernas. No sabía que más tendría el infortunio de ver aparecer al siguiente despertar. Era claro que debía cumplir con lo que le llego a la mente después del usual caudal, era claro pero ¿Cómo? Toc toc toc toc toc tic toc toc, había un reloj en su cabeza, “Calla”, y seguía intentando una respuesta, pero todas las piezas que parecían convenir no encajaban, tic tic tic tic toc toc, “Que ya” ahora, sería algo difícil pero estaba resuelto, era una búsqueda que iba a parecer por demás extraña y agobiadora en un lugar con una vida tan facilitada como la que ahí caminaba. Pero era necesario, necesitaba él encontrar esto, encontrarlos,  para poder ir detrás de lo que realmente le envidiaba y ganaba por horas la serenidad. 

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