martes, 10 de marzo de 2009

La vida: Un videojuego. [O Los Videojuegos: Una vida]

Todas las semanas sigo más o menos la misma rutina en lunes, miércoles y viernes... es. Llego a la facultad como a las 9 a.m., entro a clase a las 9:30 y el resto del día sigue por si solo.

Ocurrió que el viernes pasado hice una ligera variación. Llegué a las 8 a.m. para ir a la biblioteca y hacer problemas [hice que la bolsa cayera de nuevo y me peleé con dos jugadores de americano] que tenía que entregar para derecho a examen del lunes. Al hacer este mínimo cambio, no me cruzó por la mente que me habría a un mar de nuevas posibilidades de cosas que puedan ocurrir.

A los diez minutos de estar yo ahí sentado, rodeado de gente, la cual a la vez estaba rodeada de más gente y todos estaban siendo rodeados por mí [la neta no], llega un tipo de mi salón con el que no hablo mucho pero pues tengo un trato amigable. Lo saludo, se sienta y me comienza a platicar sobre... no sé, algo, razones por las que llegó tan temprano cuando el no tiene clase hasta las 10:20. Después de esto, me pregunta que si me gustaría tener un ojo de venado [una semilla muy dura] y me comenta cómo es que fue a dar con un montón de ojos de venado, quiso convertirlos en collares pero falló y ahora quería deshacerse de ellos. Acepté con gran emoción [interna] aquella enigmática semilla tan dura que no la puedo romper con mis mordidas mortales.

Ya después, en la tarde, no sé por qué pero comencé a hacer una analogía mental sobre ese evento mañanero y la mecánica de algunos videojuegos. En ciertos videojuegos transcurre el tiempo y pasan cosas pero hay ciertos eventos que sólo aparecen cuando estás en un lugar específico a una hora, día específicos. Y esta clase de eventos, especiales por así decirlo, son en los que recibes items más chidos, pistas para resolver algo, et cétera.

En fin, divagué un poco más sobre eso en lo que viajaba de la facultad a mi casa a pie y en metro y de nuevo a pie. Llegué a una conclusión muy obvia y para la cual no se necesita hacer analogías de videojuego; salirse de la rutina provee una ventana infinita de nuevas oportunidades.

Y ya me está dando flojera escribir lo que estoy pensando [y de seguro a Uds. de leer lo que estoy pensando; ya los vi, no se hagan].







Una foto que le tomé a Orión un día. ¿Acaso a alguien aquí le fascina tanto el espacio como a mí?

4 comentarios:

Meta-Luis dijo...

Las coincidencias no existen eso es más que cierto. Si nó, no estaríamos aqui y yo no tendría un "músculo cardiaco" de piedra que me regaló el Gohan... caracoles!

Falocampsis dijo...

Quizás alguien manipula los eventos mundanos desde una hiperdimensión pero nosotros sólo podemos ver lo que pasa en nuestras tres dimensiones.

johana dijo...

¡Items! :D :D :D :D ¡Champi power!

Tiban dijo...

titiritiriitiritr