lunes, 2 de marzo de 2009

En La Cruz De Mi Destino Te Encontré



Alguna vez alguien me dijo, no recuerdo bien quien, que tú solías frecuentar ese bar. Por soledad (destino o consecuencia) y distracción fui a parar en ese lugar. A pesar del ambiente relajado, el calor de la noche y de la música, sentí frío. Un negro sentimiento de impotencia por tener que buscarte donde probablemente nunca estás, buscándote en los espejos y en los rostros. Escuchar, pretender, como si nunca te hubieras ido de mi vida. Creyendo encontrarte en tantos cuerpos, buscando tu olor. Nada, nunca nada. Sólo la imaginación que, desatada, cree regresarte a nosotras, como si no fuera cierto que hace tanto tiempo decidiste huir. Decidiste por mí, para callar a las conciencias, pues yo también pude haberte pedido que no te fueras.
A veces te veo, tan sólo de lejos pues las reglas de urbanidad no nos permiten más. Estás en un mundo muy lejano al mío, siendo tú mismo sin mayor particularidad. Yo soy otra, la vida me hizo así, reclusa del silencio. Vivo la vida de alguien que no soy yo, que nunca quise ser.

3 comentarios:

Alejandra Arévalo dijo...

¿En la noche? Osea el trabaajo?


Bueno no importa. Tu post me recuerda mi pateticidad. Eso de buscar los lugares que él frecuenta. Y ver si son o no diferentes. Como que me sentí triste. o quien sabe. Pero si es cierto. Esos lugares son fríos y ni estás a gusto.

Falocampsis dijo...

Eso de buscar en lugares me suena a mucho esfuerzo y me da flojera. Quizás sería mejor esperar a ver qué llega.

Broken Glass dijo...

Más bien llegamos a ese lugar y me acordé que alguien me dijo que una vez se lo topó ahí, y la sola idea de encontrarmelo yo también me agüitó la noche.
Si Chiquita, habemos gente que trabaja de noche, no sólo los poetas y los palitroches (extraño la vida glamourosa).