domingo, 4 de enero de 2009

Regresión

Soy un niño.

Soy tan infantil. Un montón de veces quisiera decir "no"
y luego termino diciendo un "sí".

Pero eso no es lo peor,
lo peor es que los niños no saben lo que quieren,
creen saberlo, pero no es verdad.
Quieren un juguete, pero si les das otra cosa igual de buena, se conforman.
Los niños hacen planes que cambian en muy poco tiempo.

Yo odio cambiar de opinión.

Soy un niño porque quiero hacer demasiadas cosas al mismo tiempo,
quiero jugar a las escondidas y al voto, al mismo tiempo que al Jenga y Monópoli,
quiero correr y saltar entre los muebles y al mismo tiempo cantar en el karaoke,
comer fritos con salsa y muchos algodones de azúcar.

Quiero abarcar todo en poco tiempo y correr antes de caminar.

Digo "sí" a todo lo que me prononen jugar
y cuando no puedo cumplir con todo quiero echarme marcha atrás,
pero mi trenecito no tiene reversa.

Ahora quiero decirles que estoy cansado,
que ya me cansé de correr, necesito dormir un rato,
los niños dormimos a cualquier hora cuando nos sentimos cansados,
sin importar que dejemos prendido el Nintendo o si la película no se ha terminado.

Quiero descansar un poco, recostarme en mi cama,
sin levantarme hasta que me sienta bien.
Quiero decirles a mis amigos que ya no quiero jugar,
que me perdonen, pero que no puedo cumplir lo que prometí.

Me dejé llevar, creí que podría jugar todo el día sin parar,
pero ahora que ya tienen los juguetes listos
y acomodaron las tarjetas del juego
y fueron a traer el balón para jugar,

cómo les digo que ya no quiero?