jueves, 25 de diciembre de 2008

Instrucciones para reflejarse en una vela

Me entrego a la Navidad como aquél que goza de las obras de teatro. En realidad, diciembre es adorado por todos mis sentidos por el uso de las velas; es cuando, mi lado pirómano hace aparición y todo Yo se queda sorprendido. ¿Han visto una vela tan de cerca que aparece de inmediato un reflejo de nosotros mismo? Si no lo han hecho, he aquí que propongo la invitación, siguiendo las siguientes instrucciones:
  1. Busquen una vela, de esas que usan para adorar al niño. son grandes y a veces curveadas por la vida (ustedes deciden que tan derecha la quieren, esto de acuerdo a su personalidad) La vela debe ser grande, así como el destino. Y morada (bueno esto es de múltiple elección yo la elijo morada o verde, que son los colores con los que distingo la vida)
  2. Ahora, un cerillo es digno de usarse. Prendan la vela. (Que los chuntaros del barrio regresan)
  3. Observen por un rato la vela consumirse. Incendiarse.
  4. Acerquense. Vistanse un rato por el fuego tan lejano al humano. Tan de los dioses olímpicos. Ese que prometeo nos ha regalado.
  5. Cuando se acerquen y esten los suficientemente cerca, cierren los ojos. Imagínense fuera de ustedes. Con un colocirto naranja-amarillo. Como un centro de fuga, de ideas, de actos, de vida. Un centro que se incendia. Un centro que da vida.
  6. Abran los ojos. He ahí que estamos. Como un ser en el centro de la llama, una llama que se prende con un cerillo, un mes al año, donde volvemos, donde salimos de nosotros mismos y analizamos el entorno. ¿A dónde vamos y de qué estamos hechos?
  7. Estamos ahí, nos hemos visto. Somos otros.
Uno no piensa lo que es, hasta que ve su reflejo. Es cuestión de humanidad, es todo. Felices Fiestas. Felices Velas.

2 comentarios:

Ángel L. M. dijo...

me gustó!
muy Cortázar x)

saludos!

zeltzin dijo...

que bonito. ya tengo que hacer en navida.