domingo, 30 de noviembre de 2008

Carta de un mayor enamorado


Hola, sé que estás muy ocupada con tus tareas y quehaceres del hogar, no voy a quitarte mucho tiempo. Sé que estás leyendo a escondidas esta carta, gracias a Dios que pude escabullirme en tu colegio para dártela de prisa. Sólo un beso pude darte, un beso y esta carta.
Espero que la leas con atención y encuentres en ella un pedacito de mi esencia y mezcles con ella un pedacito de la tuya, para unirnos por lo menos en espíritu, porque esa unión no puede negársenos, como se nos ha sido negada la unión carnal.
Sé que deseas tanto verme que por las noches pasas el tiempo pegada a la ventana de tu cuarto, yo también te miro desde el parque, escondido entre los árboles, pero tienes que comprender que si nos encuentran juntos, sería la última vez que nos mirásemos y eso es algo que no podría soportar.
No llores, sé fuerte, pronto estarás de vacaciones y llegarán los días en que tu nana te lleva a la feria del pueblo a pasear con tus amigas y comer algodones de azúcar. Podremos hacer lo del año pasado, le diremos a tu nana que le llama tu mamá y que estando con tus amigas no te pasará nada por dos minutos, entonces correrás hacia el kiosko del centro y yo estaré esperándote con ansias. Consumaremos nuestro amor en un beso que por más pequeño que sea, nos durará lo suficiente para aguantar un día más a que vuelvas por la noche.
No estés triste, sé que es muy poco para un par de enamorados, pero pronto cumplirás los quince y podremos marcharnos de tu casa sin peligro. Llegará el momento en que tu padre te despose y entonces, disfrazado de caballero blanco, yo entraré por la puerta de tu casa fingiendo un porte señorial y un gran obsequio a tus padres los deslumbrará y así me concederán tu mano.
Sé que aún falta más de un año, pero ya hemos aguantado más que eso.
Mi niña, pequeña de ojos pardos, la espera me destruye a diario por tenerte, pero aunque se coma mis entrañas te esperaré lo que haga falta. Más de treinta años al amor estuve esperando, hasta que te encontré en el jardín aquella tarde. Tu mirada me atrapó y supe que, aunque frágil e inocente, tú eras la mujer que habría de llenar mi corazón.
Si tus padres te hubieran visto aquella noche en que escapaste de su cuidado, aquella noche en que juntos vimos la luna y las estrellas, esa noche en que a tus doce le diste la bienvenida a ser mujer. Ellos no creerían la pasión que guardas tras tu falda a cuadros y toda la energía de juventud que se desborda por tus labios.
Mientras tanto, mi niña, seguiré escribiéndote cada mes, esperando por volver a verte, esperando por un beso tuyo, por que me robes el alma y el aliento.

Pequeña, te amo.

9 comentarios:

Tiban dijo...

por favor toma asiento, miguel.

Anónimo dijo...

jajajaja, tenemos tus conversaciones !!!

Tiban dijo...

a ver ¿por qué traes boones y condones en tu mochila?

Anónimo dijo...

sí sí campeon lo que tú digas, solo viniste a conversar con ella...

Ángel L. M. dijo...

hajhajhnajhajha

Ángel L. M. dijo...

lo que no sé es cómo descubrieron los boones y los condones =S

marimar dijo...

waaa, O:
lo apuntaran con una linterna encendida en la cara?

Kid Robot dijo...

Thumbs up!.

Tiban, no es sabio hotlinkear a eDramatica.

Ángel L. M. dijo...

JHAHJAJHAHAJHA