el hombre ganso: la mayor mentira del gobierno actual

Hay una lata vacía de cocacola en la arena donde tomo el sol todos los días. Ese intruso de aluminio en mi rutina salada de limpieza de pies no estaba aquí anoche que vine a dormir a los cangrejos. Les conté la historia del hombre que se vuelve ganso y que me vende tubos de aerosol anti-comezón. Ya tengo muchos de esos guardados en mi armario. Les dije que por lo menos nunca tengo comezón. Eso es verdad. Lo otro es mentira. Pero los cangrejos no saben nada más que lo que les cuentan los granos de arena y los granos de arena no saben de hombres ganso. Los granos de arena se saben muchas canciones, saben los secretos que cuenta el mar y saben escuchar lo que dice el sol en su ritmo elíptico. Saben historias fantásticas sobre marineros prostitutas y traileros. Saben lo que sabe el grano de al lado y el que yace en las profundidades del mar. Ellas saben lo que pasó aquella vez que yo perdí en mi memoria. El momento al que trato de llegar cada que me llega la noche. Saben lo que yo no recuerdo. Entonces lavo mis pies en la sal, y canto canciones a los cangrejos. Les cuento lo que pasa en cada uno de mis viajes nocturnos y lo que veo entre cada parpadeo. Hasta que me acabe todas las mentiras y los cangrejos, las olas, los granos de arena, las latas de aluminio acepten mi ofrenda y me cuenten eso que yo ya sé pero que olvidé hace mucho mucho tiempo.